Bajo los rayos de un sol radiante las pulperías y cabildos fueron las atracciones de la fiesta, además de las más de 2 mil personas que bailaron el Pericón más grande del mundo sobre la pasarela.
25 de Mayo 2019 FIESTAS POPULARES
La celebración por el Día de la Patria se vivió de manera especial en el corsódromo de Gualeguaychú en donde miles de personas pudieron disfrutar de comida y música típica en ambiente que recreaba costumbres de la época. Fueron 90 puestos de venta entre pulperías y cabildos que recrearon la época de 1810 pertenecientes a divisiones de colegios secundarios, agrupaciones tradicionalistas y entidades sin fines de lucro quienes proveían a todos de cosas ricas para comer consolidando la costumbre de trasladar el almuerzo familiar al Corsódromo.
En paralelo, el escenario principal se convirtió en otro de los atractivos de la jornada con la presentación de artistas locales y de la región que con su música permitieron disfrutar a muchos de los tradicionales chamamé, chamarrita y el tango. También las agrupaciones tradicionalistas entretuvieron a los presentes con destrezas y juegos bien gauchescos.
Culmina exitosamente una edición más de esta gran fiesta popular que se construyó con el esfuerzo y carisma de todos los vecinos de la mano del Municipio de Gualeguaychú y que ya es referencia a nivel nacional.
Discurso Intendente Piaggio
Este es el cuarto festejo del 25 de Mayo que nos toca compartir, en lo personal y como intendente es un orgullo enorme y una inmensa responsabilidad ya que nos encuentra con la particularidad de ser atravesado por un nuevo período eleccionario. Cada elección, cada consulta popular es una nueva batalla ganada por nuestra democracia, que, está abandonando su “adolescencia” y se consolida pasito a pasito, día a día, con el aporte de todos y todas, como el sistema que nos permite expresarnos libremente para elegir quienes representan mejor nuestros ideales.
Hoy entonces es un día especial para reflexionar sobre soberanía, independencia y autonomía como valores esenciales de los que se valen los pueblos para poder desarrollarse integralmente como comunidad ¿Qué anhelos, dilemas, sueños movilizaron la voluntad del pueblo para ser libre y soberano? ¿Qué lucha de ideas tuvo como resultado nuestra noción actual de soberanía? ¿Qué de las ideas de 1810 podemos rastrear para pensar el presente? ¿Qué tensiones había en ese momento entre los distintos sectores de aquella sociedad colonial? Habrá muchos debates al respecto, pero lo que seguro encontraremos será un pueblo consciente y debatiendo que rol va a tomar para enfrentar ese desafío, es decir, los encontró organizados pensando en cómo avanzar, construyendo decisiones colectivas para poder transformar la realidad.
Solemos pensar en las instituciones, las reglas y los derechos como cosas naturales, que estarán ahí, consumadas definitivamente, para ser usadas o reclamadas. Papeles, edificios, leyes. ¿Cómo surgió el derecho a la educación o a la salud o a un techo digno? ¿a partir de qué acontecimientos creemos que la democracia debe ser fortalecida y defendida? ¿Cómo se genera nuestra idea de libertad? No nos preguntamos constantemente tales cuestiones. El día a día nos lleva a naturalizar, a formalizar las normas y los valores. Están ahí edificios, artículos, calendarios electorales, proporciones y procedimientos.
Y entonces la soberanía, por ejemplo, se nos presenta como legado mágico de próceres; sobrehumanas personas dotadas de destinos ineludibles, sin tiempo ni espacio, sin pasiones. O la independencia, como otra simple fecha patria, un acto, un canto frente a la bandera. Así también la democracia se nos aparece como una forma, como simples reglas de un esquema de pasos administrativos y elecciones. Valores, derechos, conquistas se presentan se hacen fósiles.
Pero ¿estamos condenados a ver sólo ese aspecto de las cosas? De ninguna manera. Porque si acudimos a la reflexión, si nos damos el tiempo de indagar, podremos ver aflorar rápidamente los rastros del devenir histórico al calor de las batallas, de las disputas, de los avances y retrocesos, de necesidades y azares. Los próceres pronto se trasforman en sujetos, con pasiones, con ideas, con voluntad, con contradicciones, con acciones. Aquellos destinos ineludibles se transforman en senderos inciertos y trabajosos, verdaderas apuestas al porvenir. Los valores inclaudicables de soberanía, de independencia, de democracia, y lo que de ellas entendemos en el presente vemos que son resultado de las luchas, del esfuerzo y de la esperanza ferviente de los pueblos.
¿No es esta acaso la mejor forma de pensar la política? ¿No debe ser la independencia y la soberanía, como la democracia, ideas sobre compromisos vivos y en constante construcción y tensión? ¿Qué clase de homenaje sería el de hoy si sólo defendiésemos la idea de soberanía como idea del pasado?
Creo que hoy más que nunca, en este mundo cruzado por el vacío del consumo y la guerra, es necesario reivindicar la pasión por las ideas, el calor de las contradicciones y las confluencias; debemos explicitar los conflictos, los consensos y la divergencias. Y sobre todo, debemos desconfiar de la fosilización de nuestros valores, de nuestras ideas, de nuestros derechos. Recuperemos el elemento disruptivo y popular de la soberanía, de la independencia, de la democracia. Como irrupciones del disenso, como conquistas populares, como resultados de proyectos vivos que soñaron una patria digna. Para darles verdadero sentido. Para salvarlos. Para hacerlos realidad.
Homenaje y Tedeum
Luego de la colocación de ofrendas a los héroes de mayo en el monumento al General San Martin en la plaza que lleva el mismo nombre, los funcionarios nacionales, provinciales, municipales, concejales, directivos de educación, representantes de las fuerzas armadas y vecinos, concurrieron al Tedeum que el monseñor Héctor Zordán ofició en la Catedral San José.
Artistas locales que se presentaron en el escenario
Sábado 14 de diciembre - 20 h en Museo Azotea de Lapalma
