El Museo del Carnaval recibió la donación de trajes diseñados por Juancho Martínez
El artista y referente ineludible de nuestro Carnaval donó de 4 trajes, material fotográfico y un fondo documental histórico.
El artista y referente ineludible de nuestro Carnaval donó de 4 trajes, material fotográfico y un fondo documental histórico.
03 de Diciembre 2018 Museo del carnaval
El gran artista Juancho Martinez fue uno de los precursores del Museo del Carnaval y en consonancia con esa iniciativa continúa aportando su desarrollo mediante la donación de sus trajes y diseños:
Acerca de Juancho Martínez
Juancho es un gran personaje e icono indiscutido dentro de la historia del Carnaval, en sus diferentes etapas, poniéndole distinción, alegría y belleza al espectáculo. Transcribimos algunos fragmentos de aquellos comienzos, en la descripción de sus propias palabras:
¿Cómo fue el ingreso a La Barra Divertida?
Al principio salíamos como mascaros sueltos, pero un día se nos dio la posibilidad de alquilar un coche de plaza a don Chinganga, y lo fuimos a ver cerca del Club Tiro Federal. Le dijimos que nos viniera a buscar a una pensión que estaba en calle Luis N. Palma, donde nos vestíamos para salir con Tomás, Pedro “El Negro” González, Eusebio Pereyra. El Negro se había encargado de adornar el coche de plaza y todos nos hicimos los trajes.
En ese entonces, la calle Luis N. Palma era empedrada y cuando íbamos para el Carnaval notamos que la herradura del caballo sacaba chispas de los adoquines. Cuando llegamos, el comisario del Corso admiró el arreglo del coche y nos propuso que abriéramos los Carnavales. Todos estábamos sobre Rocamora porque debíamos desfilar por la 25 de Mayo.
Estaba la “Confitería Apolito” y toda la calle estaba arreglada con guirnaldas y para dar inicio a los Carnavales, los Crespo disparaban una bomba de estruendo con un mortero, pero el estallido fue tan tremendo que espantó al caballo del coche de plaza y nos desparramó por el piso!
Un varita municipal lo intentó agarrar y el caballo lo mordió, que casi le saca un dedo. Nos levantamos del piso y salimos caminando igual.
Al otro día, Miguel Ángel Chacón, que era nuestro amigo, nos visita y nos dice que estuvimos fantásticos, pero que no nos habíamos lucido por el desparramo de ese incidente. Nos propone entonces, hablar con una murga y así nos hicieron un lugar en la Barra Divertida. Al año siguiente pusimos cuatro chicas, porque hasta entonces las mujeres no salían en las murgas y eso fue toda una novedad.
Lo que más le gustaba al público eran nuestros miriñaques: la gente nos aceptó por la calidad del vestuario y porque nuestra caricatura no era ofensiva.
¿Conociste a Matecito?
Sí y mucho, porque yo muchas veces le confeccionaba los trajes. Matecito era un encanto. Lo conocí cuando salió del servicio militar y animaba cumpleaños. Para ello pedía telas en “Vandry” o en la “Tienda El Hogar” y me venía a avisar para que le confeccionara los trajes. Venía a visitarme y traía un espejo y se maquillaba solo, apenas se guiaba con un dibujo. Tenía mucha alegría y animaba cumpleaños y hacía asados para los amigos. Un ser muy querido y querible.
Sábado 14 de diciembre - 20 h en Museo Azotea de Lapalma