Vivimos un hecho que tiene una gravedad institucional y humana extrema. Se ha atentado contra la vida de la vicepresidenta y es tarea de todos y todas restaurar la convivencia democrática, que se ha quebrado por discursos del odio, esparcidos desde diferentes espacios políticos, judiciales y mediáticos en la sociedad argentina.

 

La democracia nos une, no hay ninguna posibilidad de que la violencia conviva con nuestro sistema democrático. Debemos colaborar para cultivar un discurso diferente, para que la ciudadanía pueda tomar real dimensión de la grave situación que estamos atravesando.

 

Desde la acusación del fiscal a la vicepresidenta la paz social ha sido alterada y es nuestra obligación, como dirigentes, desterrar la violencia y el odio del discurso político y mediático y de nuestra vida en sociedad, rechazando cualquier forma de violencia y asumiendo el compromiso de aislar, no convalidar y repudiar las palabras descalificadoras, estigmatizantes y ofensivas que solo nos dividen y enfrentan.

 

Que la conmoción, el horror y el repudio, nos unan, como sociedad, en un compromiso permanente para erradicar definitivamente el odio y la violencia de la vida en democracia, en paz y armonía.

 

Por último le enviamos nuestro más fuerte abrazo de acompañamiento a Cristina Fernandez de Kirchner y abogamos por que esclarezca rápidamente las responsabilidades y del atentado perpetrado contra su persona.