Ciudad
Los representantes culturales elegidos a través del voto de los vecinos son Evangelina García Blanco y Osky Beigbeder
El recuento de votos se realizó esta tarde en casa de la Cultura ante escribano público que constató la transparencia de los resultados.
Desde este año Gualeguaychú tiene dos representantes culturales: Evangelina García Blanco y Osky Beigbeder, elegidos a través de la participación de los vecinos que votaron en las urnas dispuestas en distintos puntos de la ciudad y en la página web de la Municipalidad (www.gualeguaychu.gov.ar).
El recuento estuvo fiscalizado por una escribana pública, Luisa Greissing, y contó con la presencia de tres veedores que garantizaron la transparencia de los resultados. Cabe recordar que el listado completo de los candidatos era:
Inés Esparapanes, enfermera y referente barrial.
Raúl Almeida, ambientalista, referente del Museo Manuel Almeida.
Graciela “Chela” Savoy, docente y militante sindical y de derechos humanos
Martín Pucheta, poeta y escritor.
Gervasio Larrivey, maquillador reconocido internacionalmente.
Alicia Ferrer, militante social e impulsora de Casa Club.
Ricardo “Pichi” Fariña, deportista, triatleta.
Juancho Martínez, artista y referente del corso barrial y del Carnaval.
Carmen Galissier, profesora de letras y actriz.
Adrián Butteri, artista y referente del Carnaval del País.
Maria Elena Taibo de Dacal, profesora de danzas y referente gastronómica.
Susana Lizzi, escritora.
Osky Beigbeder, fundador de “El Ángel” y promotor de la diversidad cultural
Félix Bon, bailarín y referente artístico.
Claudia Figueroa, cantante
Evangelina García Blanco, fundadora ONG Pelucas de Esperanza.
Pedro Luis Barcia, doctor en Letras, lingüista, investigador universitario y profesor.
El reemplazo de la figura de Reina del Turismo por la de Representantes Culturales supone por lo menos dos bondades: por un lado y al igual que otras experiencias en nuestro país, permite cuestionar la legitimidad de lo estético como único criterio de selección o parámetro de representación de la ciudad, y al mismo tiempo el lugar asignado exclusivamente a la mujer.
Desde el municipio se entendió necesario el abandono de este tipo de concursos en tanto en ellos se alimenta una imagen de la mujer como objeto y no como sujeta; bajo patrones estereotipados de belleza física. Todo esto, vale aclarar una vez más, desde la perspectiva de género se entiende como violencia simbólica, en el marco de una sociedad machista, sexista y patriarcal que, a su vez vale también recordar, tiene en 2016 uno de sus años más críticos en cuanto a cantidad femicidios y niveles de violencia física, las formas más extremas de la violencia de género.
Por otro lado, y por consiguiente, se amplía con esta nueva figura los criterios de representación de la ciudad: conocimientos, destrezas, formación, acción comunitaria, labor solidaria, compromiso social, etc. En pocas palabras, ser bonita ya no es un requisito excluyente.