El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 se inauguró en Argentina un proceso genocida, cuyo objetivo fue la transformación de la sociedad argentina a través del terror y el exterminio, que implicó la violación sistemática de los derechos humanos, a través de más de 500 centros clandestinos de detención, con el triste saldo de 30.000 detenidos desaparecidos, 500 bebés robados, miles de asesinados y presos políticos. ¿Qué pasó en Gualeguaychú? ¿Cómo se dio esto en nuestra comunidad?
Gualeguaychú sufrió la dictadura en carne propia, siendo territorio de acciones represivas, desapariciones, control social, persecuciones, censura; son treinta y seis las víctimas oriundas de Gualeguaychú desaparecidas o asesinadas y, a su vez, nuestra comunidad busca dos bebés robados, arrancados de los brazos de sus madres, Blanca Angerosa y Marta Bugnone.
Golpe en Gualeguaychú
Muchas veces pensamos que los grandes acontecimientos sólo suceden o impactan en las grandes ciudades como Buenos Aires, La Plata, Córdoba o Rosario, y de esa forma perdemos el rastro o la dimensión de lo local. En este sentido, resulta oportuno recuperarla. Veamos que aquí, en Gualeguaychú, también hubo golpe.
A las 8 y 30 hs. del 24 de marzo de 1976 autoridades militares del Escuadrón de Exploraciones de Caballería Blindada de Gualeguaychú se presentan en el Palacio municipal y proceden al reemplazo de las autoridades del gobierno local. En ese entonces, el intendente era Leoncio Otero. Dos simples y breves actas, en las que no figura fundamento alguno, anuncian este relevo del intendente, secretarios y funcionarios del gobierno civil, además de la disolución del Concejo Deliberante. Se da inicio así al Proceso de Reorganización Nacional en Gualeguaychú.
Según los diarios (El Argentino y Noticias), el Mayor Juan Miguel Valentino y el Capitán Gustavo Martínez Zuviría, quien asume ese día como intendente, reúnen a las 10 hs. a los trabajadores municipales en el hall de entrada con el fin de transmitirles los objetivos de la intervención militar. El Mayor Valentino dice:
“(…) el Ejército Argentino ha tenido que salir a la calle para luchar contra un flagelo, el flagelo subversivo (…) Así como le expresé a los delegados de gremios, este no es un golpe militar, no es un “golpe” que pretende ir contra un partido político. Esto que hemos realizado es un movimiento de reorganización nacional, en el cual tienen que tomar participación todos aquellos que se consideren argentinos".
Efectivamente la dictadura que se iniciaba en 1976 no era una más, porque tenía objetivos más profundos que las anteriores: transformar a la sociedad argentina, diezmar su capacidad de resistencia y organización. La Argentina a la salida de la dictadura, en el 83, será un país más desigual, con menos salarios, menos industria nacional y mucha más deuda externa.
Volviendo a lo local, Gualeguaychú fue también territorio de acciones represivas, desapariciones, control social, persecuciones y censura, cuestión se constata al analizar la documentación histórica, tanto de la propia Municipalidad como del archivo de la Jefatura de Policía Departamental Gualeguaychú.
En cuanto al gobierno municipal, el 11 de mayo de 1976, con el Sindicato de Empleados y Obreros Municipales ya intervenido, el Poder Ejecutivo Municipal designa nuevas autoridades; asimismo, el 21 de julio, mediante resolución 7/76, el Ejecutivo Municipal resuelve la derogación de su Estatuto. Al mismo tiempo se disponen medidas de control del espacio público y de la actividad política a nivel local. La documentación encontrada en 2010 en la Jefatura de Policía confirma la realización de seguimientos a personas en la vía pública, informes secretos sobre organizaciones políticas, religiosas, persecución a docentes, detalle de publicaciones prohibidas, etc.
Finalmente cabe destacar que, de acuerdo a los testimonios de sobrevivientes, las instalaciones del Escuadrón de Exploraciones de Caballería Blindada (conocido popularmente como "El regimiento") funcionaron como centro clandestino de detención, donde se alojó y sometió a tormentos a personas secuestradas ilegalmente por fuerzas del Estado.
Procesos de memoria abiertos
Parte de la historia son también los procesos de memoria. Gualeguaychú, en relación a las implicancias de la dictadura, ha hecho su camino, impulsado por las Madres de Plaza de Mayo, y organizaciones sociales y políticas diversas: marchas, convocatorias, cartas, manifestaciones, charlas, festivales, obras de teatro, entre tantas otras, fueron parte de las acciones de búsqueda, de pedido por verdad y justicia, con las que nuestra comunidad fue descifrando las heridas y visibilizando las ausencias.
La tarea de memoria de las Madres de Plaza de Mayo de Gualeguaychú se tradujo en el libro “Trazos de Vida”, en el que se plasman las historias de: Blanca Estela Angerosa; Daniel Martín Angerosa; Ana María Araujo; Néstor Enrique Ardeti; Marcelo Enrique Borrajo; María Elena Bugnone; Marta Elsa Bugnone; Eduardo Emilio Corfield; Oscar Alfredo Dezorzi; Humberto Luis Fraccarolli; Norma Beatriz González; Enrique Guastavino; Patricia Guastavino; Cristina Marrocco; Susana Marrocco; Carlos Raúl Pargas; Rosa María Pargas; Gustavo Adolfo Pon; Orlando Luis Raffo; Daniel Jorge Risso; Adela Cristina Savoy.
En 2019, se recuperó la historia de Edgardo “Guecho” Guerra, gualeguaychense víctima de la dictadura, quien se suicidó en el penal de Rawson en 1979 como consecuencia de las terribles condiciones de encierro y tormentos psicológicos a los que era sometido. En 2020, desde el Museo de la Memoria Popular se comenzó la reconstrucción de la historia de Eduardo Raymundo Rey, obrero metalúrgico secuestrado en abril de 1976 en provincia de Buenos Aires, a la que se sumaron las de trece víctimas más, oriundas también de Gualeguaychú, que se desconocían a nivel local. Se trata de Juan Gualberto Arellano, Victoria Graciela Borrelli, Luis Mario Fachino, Héctor Raúl Fernández, Roberto Claudio Gómez, Jerónimo Gabriel Ghiglia, César Daniel Hernández, Silvio Pedro Lahitte, Luis Eduardo Milano, Rafael Alberto Pighetti, Jorge Lucio Rébori, Marta Susana Terradas, Marta Graciela Treptow.
Nuestra ciudad lleva sus marcas, en monumentos, placas, en el paseo de la Memoria cerca del Parque de la Estación, en el Espacio de las Madres junto al río. Marcas que se siguen interpretando y reflexionando, porque para comprender los problemas y desafíos del presente necesitamos conocer nuestra historia.