Salud

Día Mundial del Alzheimer

Cada 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad que cada vez se manifiesta en una mayor cantidad de personas a nivel mundial.

21 de Septiembre 2020 Más salud más vida


Hoy 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, que tiene como objetivo concienciar acerca de esta enfermedad y de recordar que cada vez se manifiesta en una mayor cantidad de personas a nivel mundial y nuestra ciudad no es la excepción, dado que contamos con familias que ven afectados a uno de sus miembros por esta patología. Por ese motivo. vale la pena que nos informemos y circule información sobre el tema.

 

Desde el área de Integración y Accesibilidad nos sumamos a la tarea, compartiendo información clave sobre esta enfermedad. 

 

¿En qué consiste la enfermedad?

La enfermedad de Alzheimer recibe su nombre de Alois Alzheimer, neurólogo alemán que en 1906 la describió por primera vez. Aunque se están investigando varias posibilidades, todavía se desconoce su verdadera causa. Se sabe, no obstante, que produce la destrucción gradual de las células cerebrales, con lo que ciertas partes del cerebro literalmente se reducen. Las zonas más afectadas son las relacionadas con la memoria y la razón. En la fase inicial se deterioran las células de la región cerebral que controla las emociones, lo que produce cambios en la personalidad. Otras partes del cerebro —las relacionadas con la vista y el tacto, así como la corteza motora, que controla la actividad muscular— tal vez se mantengan intactas hasta las etapas finales de la enfermedad. Estos cambios producen la clásica y trágica situación de una persona que puede andar, hablar y comer, pero que está ausente del mundo que le rodea.

 

El Alzheimer dura generalmente de cinco a diez años, pero a veces más de veinte años. Conforme progresa la enfermedad, las facultades de los pacientes van menguando. Llega el momento en que ya no reconocen a sus seres queridos. En los estadios finales suelen quedar postrados en cama y sin poder hablar ni alimentarse por sí mismos, aunque muchos pacientes fallecen por otras causas antes de llegar a esta fase final.

 

Por lo que es necesario hacer hincapié en su prevención y detección, pues antes de que llegue a manifestarse con todos sus síntomas, hay detalles a tomar en cuenta y que avisan del problema, como la pérdida de memoria. Esto puede ser combatido de forma eficaz. De ahí la importancia del diagnóstico temprano.

 

¿Se puede prevenir para evitar la pérdida de memoria?

En muchos aspectos, el cerebro se comporta como un músculo de los que se entrenan de forma física. Es decir, muchas de sus competencias pueden ser fortalecidas y desarrolladas para que queden protegidas de diversas afecciones. Pues bien, la memoria no es ninguna excepción en este sentido, ya que se ha comprobado que una estimulación eficaz de su ejercicio ayuda a prevenir su pérdida siendo incluso una excelente forma de evitar casos de Alzheimer.

 

Es más, no solo se pueden aplicar terapias de estimulación para la memoria como método de prevención, sino que también es posible optar por estos recursos para mejorar la vida de los pacientes que ya han comenzado a manifestar la enfermedad con sus primeros síntomas, haciendo que esta progrese con mayor lentitud.

 

El ejercicio mental, por lo tanto, es una herramienta muy valiosa que no siempre tiene un papel protagonista en los tratamientos preventivos o paliativos de enfermedades que cursan con un deterioro cognitivo relacionado con la memoria.

 

Si esta enfermedad nos toca de cerca ¿Qué debemos tener en cuenta?

Primero, lo que más necesitan las personas que padecen alguna demencia es mantener su dignidad, respeto y autoestima. Nunca hable [de los que padecen de Alzheimer] ante otras personas como si ellos no estuvieran presentes. Aunque no entiendan lo que se dice, pueden percibir que se les excluye de alguna manera, y sentirse humillados.

 

Segundo, sea positivo. Hay muchas maneras positivas de contribuir a que el paciente conserve su dignidad. Tal vez necesite ayuda para seguir efectuando tareas cotidianas que antes le resultaban sencillas, como por ejemplo podemos ayudarlos a lavar y secar los platos, barrer el suelo, doblar la ropa limpia y hacer la cena. Una persona afectada por el Alzheimer puede no ser capaz de limpiar toda la casa o de hacer una comida completa, pero la pérdida de estas habilidades suele ser gradual. Se puede aprovechar la capacidad que aún queda intacta y ayudar a conservarla el mayor tiempo posible. De esta manera, estamos también ayudando a conservar la auto-estima de la persona.

 

Tercero, sea paciente. Se requiere mucha paciencia, por que la persona afectada por Alzheimer no ejecutará bien todas las tareas, y posiblemente usted, por ejemplo, tenga que volver a barrer el suelo o lavar los platos. No obstante, al dejar que el paciente siga sintiéndose útil, le permite obtener satisfacción de la vida.

 

Cuarto y fundamental: los enfermos de Alzheimer necesitan recibir continuo ánimo y encomio, y aún más a medida que sus facultades merman. Todos necesitamos oír que estamos haciendo las cosas bien, y para las personas con demencia, esta necesidad es mucho más intensa. Por eso siempre que podamos recordemos encomiarlos, aunque no haya efectuado un trabajo de gran calidad. Recuerde que ha hecho todo lo posible dentro de su menguante capacidad.

 

Usted como cuidador también necesita que se lo cuide. 

Ya sea que seamos familiares directos o amigos, seamos un entorno presente. Cualquier medio de expresar amor y ánimo beneficia tanto al paciente como a la familia. Podemos expresarlo mediante una visita personal, una llamada telefónica, un mensaje o una breve nota, tal vez acompañada de flores o de algún otro obsequio.

 

El apoyo que se dé a los cuidadores podría, y debería, incluir ayuda concreta, específica. No digamos: “Si hay algo que pueda hacer, avísame”. Debemos tomar la iniciativa y decir: ‘Voy a hacer unas compras. ¿Qué quieres que te traiga?’ ‘Puedo quedarme un rato con él o la paciente y leerle algo.’ O por que no ayudemos al cuidador en la preparación de las comidas.

 

Hay casos en los que también resultaría conveniente ayudar con los aspectos básicos del cuidado del enfermo. Por ejemplo, el cuidador tal vez necesite ayuda para dar de comer o lavar al paciente.

 

Es absolutamente esencial, tanto para usted, que tiene la labor de cuidarlo, como para su paciente, que se tome respiros con regularidad para ‘alejarse’ del trabajo que supone cuidar durante las veinticuatro horas del día a un enfermo crónico. Tomarse tiempo libre para descansar del cuidado del [paciente] es una de las cosas más importantes que puede hacer para seguir estando en condiciones de cuidar a alguien.


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